Pocas son las personas que se sienten plenamente satisfechas con su imagen, sus conocimientos o sus capacidades amatorias. La presión social a través de los medios, las experiencias vividas en la infancia y las particularidades de una sociedad que parece primar la belleza y la juventud por encima de otros valores son en buena medida responsables de esa insatisfacción con nosotros mismos que da a lugar a los complejos. Sin embargo, aceptarnos a nosotros mismos y sentirnos a gusto en nuestra piel son algunas de las claves para encontrar la ansiada felicidad y disfrutarla.
Normalmente, al hablar de complejos todos tendemos a relacionarlos con alguna parte del cuerpo, es decir, identificamos complejo sólo con complejo físico. Sin embargo, también son muy frecuentes los complejos relacionados con nuestras capacidades intelectuales o nuestro nivel cultural.
Lo que nos acompleja muchas veces no es, ni de lejos, tan grave como creemos y somos nosotros, al obsesionarnos con ello, los que lo magnificamos.
Demasiado preocupados por gustar a los demás, tememos sus juicios y muchas veces olvidamos que a quienes tenemos que gustar primero es a nosotros.
Esa imagen me recuerda al libro "Cuentos de las flores"...no logro recordar quién lo escribió.
ResponderEliminarSiempre he pensado que, a través de los medios, imponen una especie de dictadura de la felicidad. Y claro, como dices, luego llegan los dramas.
ResponderEliminarY los complejos son muy rentables.
Un saludo.
Hola Lorena,
ResponderEliminarGracias por tu visita. La foto es de google. Un abrazo.
Lo curioso, que esta meta que nos proponen en los medios, o sea la felicidad "de anuncio", es irreal y materialista. Y te das cuenta, que esto provoca complejos por lo tanto no reales?
ResponderEliminarUn abrazo.