Las niñas aprenden en etapas tempranas que al ser agradables y evitar los conflictos, incluso cuando estén molestas, pueden conseguir estatus social y gratificación. A muchas niñas se les dice que “dominen” sus sentimientos o que dejen de ser “tan sensibles”. La capacidad de una niña de reconocer y respetar sus sentimientos, y decir lo que piensa acerca de ellos, es un elemento indispensable para desarrollar una autoridad personal y una confianza saludables.
Enséñenle a su hija a respetarse a sí misma haciéndole saber que está bien sentir lo que sea que sienta y hablar de ello. Es posible que no le agraden todos sus sentimientos, pero son una parte importante de su personalidad. De la misma manera que tenemos que cuidar nuestros cuerpos, también tenemos que cuidar nuestros sentimientos. Muéstrenle por medio de ejemplos: eviten negar, cuestionar o dudar de sus sentimientos con frases como “No es para tanto” o “No exageres”. Cuando esté lista para compartir con otras personas, sean realistas con ella acerca de los desafíos de decir lo que piensa en un mundo que aún espera que las niñas sean amables por sobre todas las cosas. A veces, tenemos que decir lo que pensamos simplemente para mostrar que creemos que debemos ser escuchados, incluso si el resultado no es el que esperábamos.
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