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jueves, 18 de febrero de 2010

Saben por qué tenemos dos orejas y una sola boca?

¿Saben por qué tenemos dos orejas y una sola boca? preguntó el filósofo Zenón de Citio.
"Justamente, para hablar menos y escuchar más". Respondió.
Mucho tiempo más tarde, numerosos filósofos retomaron esta idea para criticar a los que dicen cosas de las que después se arrepienten, y para comenzar a valorar la importancia de la escucha y la reflexión.

lunes, 8 de febrero de 2010

10 consejos para vivir mejor.


1. Camina de 10 a 30 minutos todos los días. Mientras caminas, sonríe.
2. Siéntate en silencio por lo menos 10 minutos cada día. Enciérrate si es necesario.
3. Escucha buena música todos los días, es auténtico alimento para el espíritu.
4. Al levantarte por la mañana dí lo siguiente: “Mi propósito hoy es _______”.
5. Vive con las 3 Es… Energía, Entusiasmo, Empatía.
6. Juega más juegos que el año pasado.
7. Lee más libros que el año pasado.
8. Mira al cielo al menos una vez al día, date cuenta de la majestuosidad del mundo que te rodea.
9. Sueña más mientras estás despierto.
10. Come más alimentos que crezcan de los árboles y en las plantas y menos alimentos que sean manufacturados en plantas industriales o que requieran un sacrificio.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Complejos



Pocas son las personas que se sienten plenamente satisfechas con su imagen, sus conocimientos o sus capacidades amatorias. La presión social a través de los medios, las experiencias vividas en la infancia y las particularidades de una sociedad que parece primar la belleza y la juventud por encima de otros valores son en buena medida responsables de esa insatisfacción con nosotros mismos que da a lugar a los complejos. Sin embargo, aceptarnos a nosotros mismos y sentirnos a gusto en nuestra piel son algunas de las claves para encontrar la ansiada felicidad y disfrutarla.

Normalmente, al hablar de complejos todos tendemos a relacionarlos con alguna parte del cuerpo, es decir, identificamos complejo sólo con complejo físico. Sin embargo, también son muy frecuentes los complejos relacionados con nuestras capacidades intelectuales o nuestro nivel cultural.

Lo que nos acompleja muchas veces no es, ni de lejos, tan grave como creemos y somos nosotros, al obsesionarnos con ello, los que lo magnificamos.

Demasiado preocupados por gustar a los demás, tememos sus juicios y muchas veces olvidamos que a quienes tenemos que gustar primero es a nosotros.

viernes, 29 de enero de 2010

¿Quién acompañará al rey?

Un rey poderoso tenía cuatro esposas.
A la primera la amaba mucho, se sentía muy atraído por ella, le daba las mejores atenciones.
A la segunda la quería por su gracia y lucimiento, le proporcionaba muchas horas de su vida.
A la tercera no la apreciaba, sólo la cuidaba lo suficiente.
A la que no quería nada era a la cuarta, la desatendía, la vivía como una carga de su destino real. Un día, el rey, que transitaba por la cuarta etapa de su vida, descubrió conmovido que iba a morir. Entonces, se dirigió a su gran amor y le dijo:
–Me parece que dentro de poco moriré. No quiero estar solo en la otra vida. ¿Me vas a acompañar?
–No puedo –le respondió la primera de sus esposas–, estoy muy ocupada, debo atender mis propios asuntos.
El rey sufrió una gran decepción y lloró en soledad. Fue a la segunda esposa y le preguntó:
–Me parece que voy a morir y no quiero estar sin compañía. ¿Vas a venir conmigo?
–No puedo, tengo que estar en una reunión –contestó su segunda querida.
Se dirigió a la tercera amada y repitió la pregunta anhelante. La respuesta fue inmediata:
–No te puedo acompañar; tengo obligaciones impostergables. Ahora, si es tu deseo, puedo organizarte un cortejo fúnebre imponente.
El rey cayó en una gran depresión. Fue entonces cuando oyó una vocecita tan temblorosa como conocida:
–Yo te voy a acompañar; nunca te abandonaré... –le dijo la cuarta esposa.

La primera consorte significaba su propio cuerpo; él lo cuidaba mucho, pero, una vez muerto, éste seguiría su propio destino.

La segunda mujer representaba sus posesiones materiales; ya fallecido, irían a otras manos.

La tercera, era el poder, la silla, la cátedra que siempre atendió y defendió, pero que inmediatamente iba a tener un sucesor.

La cuarta esposa era su propia alma; no la había cuidado nada, aunque, fielmente, ella siempre lo iba a acompañar.

¡Qué oportuno este momento para ordenar el propio reinado y encontrar la armonía con la propia alma, no en divorcio contrariado!
Si nos entendemos con lo que esencialmente somos, es posible que un buen trabajo de comunicación interna pueda nacer para descubrir nuestro verdadero reinado.
Nadie se alimenta por otro, ni come, ni aprende, ni vive por otro.


* El autor de este Texto de Autor es Enrique Mariscal. El contenido ha sido obtenido de: Estudio Enrique Mariscal & Asociados

martes, 26 de enero de 2010

Arrepentimiento



Frases como "¿por qué nunca le dije que le amaba?", "me arrepiento de no haber acabado mis estudios"... han estado en la boca de todos en algún momento de nuestras vidas. El arrepentimiento nos habla de una falta o de una ausencia que ha habido o del deseo de que algo jamás hubiera ocurrido.

El arrepentimiento hace referencia a ese acto o esa elección que hicimos a su debido tiempo y que ahora ya es tarde para cambiar. Existe otro tipo de remordimientos, a los que acompaña la mala conciencia. En ellos pesa el sentimiento de haber actuado éticamente mal. Debido a que el arrepentimiento pertenece al pasado, ¿qué nos lleva a autoinflingirnos este sufrimiento psicológico?

Muchos expertos afirman que existe un valioso beneficio en el hecho de reflexionar sobre la razón que nos lleva a escoger una opción u otra. Si analizamos esa decisión de forma constructiva podemos aprender una lección para saber cómo actuar en el futuro o cómo podemos ponerle remedio a una situación consecuencia de nuestra decisión. Por ejemplo, frente a la frase "me arrepiento de no haber ayudado a ese amigo", podemos reconciliarnos con el pasado si buscamos el momento para hablar con esa persona y pedirle perdón.

Por muchas razones este sentimiento es positivo. Mucho más de lo que pensamos. Los remordimientos son señales que nos indican algo acerca de las otras opciones que hay en el camino que recorremos mientras vivimos. En este sentido, es importante no sentirse culpable sin más, porque inflingirse un dolor gratuito sin cuestionarse nada al respecto es un error que no conduce a nada fructífero.

Así pues, es importante ser conscientes de nuestras elecciones y ser consecuentes con ellas.

Hay que mirar hacia adelante y avanzar.