Tu patrón respiratorio refleja la actividad eléctrica de tu sistema nervioso. Cuando respiras de forma rápida, superficial o nerviosa (debido a tensión, aprensión, ira, miedo o fatiga), tiende a aumentar la actividad eléctrica en tu sistema y esto puede activar circuitos de dolor.
Si fijas tu atención en cómo respiras, podrás tranquilizar tu respiración y hacer respiraciones más profundas y relajadas. Esto disminuirá la sensibilidad eléctrica de tu sistema y reducirá el dolor.
Es especialmente importante prestar atención a la respiración cuando se sufre un aumento de dolor o del estrés. En esos momentos se tiende a centrarse en el dolor o estrés y a mostrar automáticamente patrones respiratorios negativos.
No hay que olvidar esto: ¡controlar la respiración puede reducir el malestar!
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