El paisaje en el mar es monótono, no cambia: las olas, el horizonte...
De nosotros dependerá no aburrirnos, buscar motivaciones en el día a día. Lo que sí que varía es el tiempo. Hoy parece estable y, de repente, se desata la tormenta!
Como en la vida, hay parámetros que no podemos controlar, el viento o la lluvia.
Tenemos, entonces, que aprovecharlos para acercarnos lo más posible a nuestro objetivo, siendo conscientes de que muchas veces no podremos ir en línea recta.
Se trata, entonces, de aprender a ser flexibles. Quejarnos no nos sirve para nada.
La gran lección del mar es que no necesitamos aceptar las cosas que no podemos cambiar y adaptarnos a ellas, pero hemos de ser resolutivos.
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