Tus hijos no son tus hijos,
son los hijos y las hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti.
Y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco a través del cual, tus hijos,
como flechas vivientes, son lanzados.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito
y te prepara para que su flecha parta veloz y lejana.
Deja alegremente que la mano del Arquero te doblegue.
Porque así como Él ama la flecha que vuela,
ama la estabilidad del arco y su consistencia.
* Extraído de "El Profeta" de Khalil Gibrán.
* Fotografía de Anne Gedes.
Sí, extraño texto, pero sí. ¡Cuántas veces olvidamos eso! Por protectores, por querer volver a vivir a través de ellos, por miedo...
ResponderEliminar"No vienen de ti, sino a través de ti." Un diez para esto.
Gracias por tu visita Igor. Un abrazo :D
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